Meditación.
1. La corrección fraterna.
En el Evangelio de hoy leemos que Jesús "reunió a sus discípulos y empezó a enviarlos de dos en dos" (MC. 6, 7). Es muy constructivo el hecho de que los cristianos trabajemos unidos, así pues, dado que en nuestro medio social cada día es más difícil abrazar nuestra fe católica, es conveniente que estemos juntos, según palabras de San Pablo: (GÁL. 6, 1-2).
A pesar de que el Apóstol de las gentes pensaba de sí mismo que era inferior a San Pedro por cuanto éste último fue elegido por Jesús para ser el primer Papa de nuestra Santa Madre la Iglesia, el citado benjaminita no dudó en corregir a Pedro, según veremos a continuación: (GÁL. 2, 11-14).
2. La Iglesia es apostólica.
(EF. 2, 10-22).
3. Jesús nos envía a predicar el Evangelio y a realizar sus obras (MT. 28, 19-20).
4. La elección de los Apóstoles.
La palabra "apóstol" procede del término latino "apostolus". Conocemos como Apóstoles a los Doce discípulos principales de Jesús, a quienes Nuestro Señor envió a predicar el Evangelio por todo el mundo. Un apóstol es un predicador -o propagador- de la fe cristiana. Los Apóstoles de Jesús son discípulos por humildad, y también lo son quienes viven siguiendo el ejemplo de Jesús de Nazaret desde su Ministerio eclesial, y también son discípulos los laicos, pues, a pesar de que el Hijo de María fue crucificado como un malhechor, ello no impidió que la obra de Dios se llevara a cabo. Una vez diferenciados los términos apóstol y discípulo, hemos de preguntarnos cuál fue la causa por la que el Mesías quiso rodearse de Apóstoles y discípulos que le ayudaran a cumplir la misión que le fue encomendada por Nuestro Padre común.
Quizá pensamos: Si Jesús es todopoderoso, ¿por qué quiso ayudarse por gente inferior a Él?
A diferencia de San Juan el Bautista, -el predicador del Jordán a quien la gente había de buscar para oír su enseñanza-, el Señor tomó la iniciativa de recorrer Palestina para encontrarse con sus hermanos de raza, evitando así la necesidad de ellos de buscarle, pues el Nazareno se les hacía el encontradizo.
Cuando Nuestro Señor comenzó su Ministerio público, no quiso aparentar que era un místico solitario cuya doctrina era prácticamente incomprensible por la mayoría de la gente, así pues, quiso rodearse de gente sencilla, porque, la mayoría de sus oyentes, carecían de cultura. A medida que Jesús era conocido por los habitantes de Palestina, Nuestro Señor se percató de que tenía a mucha gente que socorrer, esta fue, pues, la razón por la que quiso ayudarse de muchos discípulos, pues Él sólo no podía favorecer a todos los carentes de dádivas que se le acercaban. Cuando Nuestro Señor tuvo un gran número de discípulos, eligió a doce de ellos y les hizo Apóstoles, para que sirvieran de guías espirituales de los discípulos, y les ayudaran a coordinar sus actividades. Muchos de los discípulos del Mesías sirvieron a Jesús temporalmente, pero, los Apóstoles, estuvieron junto al Hijo de María, hasta que le desampararon en la noche en que el Hijo del carpintero fue entregado a sus victimarios por Judas Iscariote, uno de los Doce discípulos íntimos de Jesucristo, exceptuando a San Juan.
(MT. 9, 35. Esta enseñanza también se lee en MT. 4, 23, MC. 1, 39, donde en vez de anunciarse que Jesús curaba enfermedades y dolencias se afirma que Nuestro Señor expulsaba demonios, y en LC. 4, 44, donde solo podemos leer que el Mesías predicaba en las sinagogas de Galilea).
(MT. 9, 36. 1 RE. 22, 17. Lo mismo leemos en 2 CRO. 18, 16).
(ZAC. 10, 2. MC. 6, 34. MT. 9, 37-38. Lo mismo leemos en LC. 10, 2).
Cuando Jesús nos habla de "la mies" en los Evangelios, se refiere a la Cristiandad que se ha convertido al Evangelio, y a todos los que desean abrazar nuestra fe universal. Nuestro Señor también nos recuerda que quiso marcar la diferencia en Palestina renunciando a formar una familia, porque su gente estaba abandonada, así pues, el pueblo de Dios estaba constituido por un rebaño de ovejas sin pastor.
Cuando tengo la oportunidad de escribir alguna meditación con respecto al texto de MC. 3, 13, les pregunto a mis lectores: ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué Dios os ha elegido para que seáis seguidores de Jesús?
Veamos cómo Nuestro Señor responde la pregunta que nos estamos haciendo: (MC. 3, 13. 1 COR. 1, 28).
Si Jesús se hubiera rodeado de grandes líderes espirituales ejemplares en la vivencia de la más plena obediencia a Dios, no hubiera sido desamparado por la mayoría de sus grandes amigos durante las horas que se prolongó su Pasión, ni hubiera sido vendido como un esclavo a los miembros del Sanedrín, el Consejo Supremo de los judíos en el que se trataban y se decidían los asuntos de Estado y de religión (MC. 3, 14-19).
joseportilloperez@gmail.com
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