Meditación.
1. Los Profetas del Antiguo Testamento tenían una característica común: sufrían el rechazo de los dirigentes de Israel.
¿Por qué rechazaban las autoridades de los judíos a los mensajeros de Dios?
¿Por qué a lo largo de la historia de nuestra Iglesia Católica se ha perseguido hasta el exterminio externa e internamente a muchos Santos?
Amasías invitó a Amós a abandonar el Santuario para que se ganara la vida como profeta. Nuestro mundo actual también nos anima a que desistamos de nuestro empeño de permanecer junto a Dios, de hecho, la vida "light", nos obliga a que dejemos de transmitirles el Evangelio a nuestros prójimos. Renunciar a la Evangelización equivale al desinterés por los hombres, a renunciar a Dios y a no contribuir al necesario crecimiento moral y espiritual de la sociedad en que vivimos. Es muy grave el deber que tenemos los cristianos de serle fieles a Cristo llevando a cabo el cumplimiento de nuestra vocación laical o religiosa.
El Salmo responsorial nos ayuda a concienciarnos del mensaje que nos transmite la Profecía de Amós contenida en la primera lectura correspondiente a la Eucaristía que estamos celebrando, así pues, a quienes aman, aprenden y predican la Palabra de Nuestro Padre y Dios, no les faltan los dones celestiales que necesitan para vivir como les corresponde hacerlo sus dificultades diarias.
2. Durante el Tiempo Ordinario nos preparamos espiritualmente para celebrar las grandes fiestas y solemnidades litúrgicas que de alguna forma significan nuestra permanencia en el Reino de Dios. Para formarnos espiritualmente, consideraremos que Jesús, en la lectura del Evangelio del intérprete de San Pedro en Roma, además de incitarnos a conocer su Palabra, nos anima a transmitir nuestro propio conocimiento de las verdades concernientes al Verbo divino.
3. Jesús enviaba a sus futuros Apóstoles para que predicaran el Evangelio de dos en dos (MC. 6, 7; Lc. 10, 1).
Es conveniente que tanto como para tomar decisiones importantes en nuestra vida como para llevar a cabo cualquier acción importante, recurramos a las personas que consideremos que están preparadas para ayudarnos espiritualmente, así pues, de igual forma que los niños necesitan los consejos de sus padres y profesores para que el esfuerzo que hacen para formarse a nivel académico sea provechoso, los adultos necesitamos ayuda espiritual en ciertos momentos de nuestra vida en los cuales la inexperiencia, el desconcierto o la poquedad hacen estragos en nuestro espíritu.
Si los adultos podemos sentirnos mal en nuestra vida ordinaria, ¿cómo podemos sentirnos cuando se debilita nuestra fe en el mundo de los incrédulos?
4. Jesús les dio a sus futuros Apóstoles "autoridad sobre los espíritus impuros" (MC. 6, 7). Se ha demostrado científicamente que los endemoniados que han sido exorcizados a lo largo de la Historia no estaban poseídos por ningún espíritu satánico, así pues, sabemos que estos personajes tan peculiares vistos desde el punto de vista de la Mitología eran epilépticos.
Gracias a Dios, con el transcurrir del tiempo se ha relativizado el significado del término impureza reduciéndolo exclusivamente al pecado, así pues, el poder que Jesús nos ha concedido con respecto al pecado consiste en el esfuerzo que podemos hacer para evitar que nuestros prójimos y nosotros sigamos pecando desde este mismo momento hasta el fin de nuestra vida mortal.
5. (MC. 6, 8-9). La verdad desnuda puede ser hiriente en algunas circunstancias de carácter especial. Hay personas que se obstinan en crearse interiormente un mundo imaginario en conformidad con sus apetencias, de hecho, estos hermanos lo único que consiguen es tener altercados con la gente que los rodea continuamente, y sufren mucho porque desean imponerles su realidad ficticia a sus prójimos.
(MC. 6, 10). Si Jesús les decía a sus futuros Apóstoles que se hospedaran en cada pueblo o ciudad que visitaban en la primera casa en la cual les ofrecieran ser hospitalarios con ellos, de alguna forma les decía que nunca abandonaran su doctrina ni en las circunstancias más adversas (LC. 12, 11-12).
6. Jesús nos pide que seamos sencillos a la hora de transmitirles la Palabra de Dios a nuestros prójimos, así pues, se nos dice que en nuestro peregrinar no tengamos más posesión que el traje de la verdad de Dios (EF. 4, 24), las sandalias de la fe y el bastón del poder que nos confiere la inspiración que recibimos del Espíritu Santo, por consiguiente, con estas armas, además de ser evangelizadores, aprenderemos a resolver nuestras dificultades como nos corresponde hacerlo a los hijos de Dios.
7. Una buena idea que puede ocurrírsenos para quitarnos la responsabilidad de transmitir la Palabra de Dios es la creencia con respecto a que la Evangelización sólo les concierne a los religiosos. Todos los cristianos podemos transmitir el Evangelio desde nuestro estado actual teniendo en cuenta nuestra formación y nuestro estado social. Es de alabar la misión de los padres que se comprometen a familiarizar a sus hijos con Dios desde que estos son muy pequeños, y la paciencia con la que esos padres buscan tiempo libre para hacer que sus hijos adolescentes disciernan con claridad la diferencia que estriba entre los vicios que les ofrece la sociedad consumista y los frutos de la vida cristiana.
8. Antes meditamos el hecho por el cual Jesús enviaba a predicar a los Apóstoles de 2 en 2. Los cristianos no debemos estar solos en ningún momento de nuestra vida independientemente de nuestro estado vocacional, así pues, hasta quienes viven en estado de contemplación necesitan la constante guía de los superiores de sus comunidades para poder vivir en estado de paz y quietud.
joseportilloperez@gmail.com
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