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Meditación para la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista (24 de junio).

   Nota: Creo conveniente meditar el siguiente Evangelio en esta ocasión.

   Meditación de MT. 11, 25-30.

   Jesús habla con el Padre.

   1. Nuestro Señor es el Místico capacitado para pasar noches enteras en oración.
   El alma de oración parece perder la noción del tiempo cuando está en contacto con su Criador.

   Jesús habla con el Padre en tiempos de alegría, cansancio, y dolor.

   En esta ocasión, Nuestro Señor le da gracias al Padre, porque ha permitido que el Espíritu Santo les revele su verdad a quienes no destacan en nuestra sociedad debido a su sabiduría o su riqueza.

   Jesús es feliz porque la verdad divina ha sido revelada a los pobres que no codician los bienes de los ricos.

   Jesús es feliz porque la sabiduría de Dios ha sido revelada a la gente sencilla.

   Jesús está satisfecho porque el Espíritu Santo ha descendido sobre quienes no juzgan a los hombres por su posición social, sino por su caridad con respecto a los hijos de Dios.

   2. La segunda parte del pasaje evangélico que meditamos en esta ocasión, (MT. 11, 28-30), nos hace reflexionar sobre la humildad con que hemos de seguir a Jesús.

   No es necesario que seamos sacerdotes para que podamos ser salvos, porque este don celestial nos ha sido concedido, pues es una gracia del Sacramento del Bautismo.

   No necesitamos privilegio de ninguna clase para poder seguir a Jesús, pues no existe mayor dádiva celeste que la filiación divina.

   No necesitamos tener antepasados que destaquen en el terreno de la espiritualidad para acercarnos a Dios, porque, el Dios Uno y Trino, es nuestra vida y nuestra meta, según palabras del Apóstol Pablo (HCH. 17, 28).

   Para permanecer en estado de gracia de Dios, sólo necesitamos reconocer nuestras virtudes y defectos, y acercarnos al trono de la gracia divina.

   Dios nos ama tal cuales somos, con nuestras virtudes y defectos.

   3. Dios no nos pide nada a cambio del amor que derrama sobre nosotros tan generosamente, pero es bueno que cumplamos los preceptos de la Ley divina. Si ojeamos el libro de los Salmos, vemos que los distintos autores del mismo, mencionan constantemente las disposiciones de la Ley del Señor y Dios Nuestro. De igual manera, San Pablo, en sus Epístolas, nos insta a que llevemos a cabo el cumplimiento de la voluntad de Dios. El alma de oración, cumple los Mandamientos de Nuestro Dios, movida de un amor inexplicable, que le da sentido a su doble existencia natural y sobrenatural.

   Felicito a todos aquellos que comienzan su periodo vacacional, a pesar de que la mayoría de suscriptores de esta lista no son españoles, como lo es el moderador del foro. Aunque muchos cambiéis de vida durante 15 o 30 días, no le deis vacaciones a vuestro crecimiento espiritual. Recordad que Dios siempre está pendiente a nosotros, así pues, no le deis la espalda a Nuestro Padre del cielo. Pensad que en los días de vacaciones podéis tener la mejor oportunidad del año para aumentar vuestra fe, la virtud teologal que os da fuerza para sobrevivir a años llenos de días marcados por el cansancio y el agobio.

joseportilloperez@gmail.com

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