Meditación.
3. El programa de acción de Jesús.
Meditación de LC. 1, 1-4. 4, 14-21.
El Evangelio de San Lucas destaca porque el citado médico e historiador no era judío, y porque, gracias a la exactitud con que debía desempeñar su trabajo de médico, el citado autor sagrado, escribió sus dos libros, procurando obtener la información más exacta posible, para transmitirles a sus lectores, la realidad de la vida de Jesús, y de la fundación de la Iglesia, y su extensión, a través del Imperio Romano.
Aunque San Lucas no fue testigo ocular de los hechos relacionados con la vida de Jesús, quiso plasmar en su Evangelio los citados hechos con la mayor exactitud posible, con el fin de que, los fundamentos de la fe cristiana, pudieran serles transmitidos a sus lectores, sin ser susceptibles, de ser manipulados.
El Evangelio de San Lucas también se caracteriza, por el deseo del citado Hagiógrafo sagrado, de dignificar a las mujeres, las cuales estaban en desventaja con respecto a los hombres, entre los judíos, los griegos, y los romanos.
San Lucas obtuvo los relatos evangélicos que escribió, tanto de los testigos presenciales y predicadores de los mismos, como de los libros referentes a la vida de Nuestro Señor, que pudo encontrar. Ello me sugiere el pensamiento de que muchos cristianos no nos hemos convertido al Evangelio cuando se nos ha predicado la Palabra de Dios, sino cuando hemos reconocido que Nuestro Santo Padre se ha manifestado en nuestra vida.
Dado que los judíos no podían asistir al Templo de Jerusalén semanalmente, le rendían culto a Dios en casas llamadas sinagogas, las cuales estaban en cada pueblo, en que habitaba un mínimo, de diez familias. Los sábados, las sinagogas eran lugares de culto, y, los demás días de la semana, eran escuelas para niños.
¿Por qué leyó Jesús en la sinagoga de su patria chica? Los dirigentes de las sinagogas, tenían la costumbre de invitar a los maestros de la Ley que los visitaban, para que leyeran las Escrituras, y las interpretaran. Dado que Jesús probablemente no pudo costearse su formación religiosa en la escuela del Templo de Jerusalén, no podía leer la primera lectura, -la cual era un fragmento de diez versículos de la Tora-, pero sí podía leer la segunda lectura, la cual solía ser un fragmento de algún texto profético, que constara, al menos, de tres versículos.
¿Por qué nos da pereza asistir al culto religioso?
A pesar de que Jesús es perfecto, asistió a la sinagoga, actuando como si hubiera sido un aprendiz de la Palabra de Yahveh. Algunas veces recibo cartas de algunos de mis lectores, que me dicen que no celebran la Eucaristía, porque no captan el significado de las celebraciones, no les caen bien los sacerdotes de las parroquias más cercanas a sus casas, o no les gusta el ambiente de las mismas. Yo les digo a tales amigos que no se nos puede exigir a los cristianos que seamos perfectos, porque todos estamos recorriendo el mismo camino de purificación y santificación.
¿Queremos que la asistencia al culto religioso forme parte de nuestra vida?
La lectura que Jesús hizo en la sinagoga de Nazaret, es muy significativa. El texto de IS. 61, 1-2, se refiere a la liberación de los cautivos de Babilonia que, como no fue plena, cabía la posibilidad, de que se refiriera a la liberación que habrá de acontecer, al final de los tiempos.
Jesús leyó que, lo primero que tenía que hacer para cumplir el programa de su Ministerio público, consistía en evangelizar a los pobres.
¿De qué les sirve a los pobres que se les predique la Palabra de Dios, si la misma solo les aporta la esperanza de que algún día vivirán en un mundo en que no existirá el sufrimiento, y no les soluciona sus problemas actuales?
Hay cristianos que piensan que la misión de la Iglesia es meramente espiritual, y también los hay que creen que no debemos perder tiempo rezando y celebrando los Sacramentos, porque hay muchas miserias en el mundo que extinguir. ¿Cómo podemos deshacer este entuerto que nos tiene divididos?
La misión de los cristianos comporta una espiritualidad que, al mismo tiempo que nos relaciona con Dios, es activa, y por ello nos impulsa a socorrer a quienes necesitan nuestras dádivas espirituales y materiales. Además de tener la esperanza de que algún día vivirán en un mundo en que no exista la miseria, los pobres necesitan vislumbrar que el Reino de Dios está entre ellos, según constaten, que sus problemas, se van resolviendo.
Jesús se comprometió a liberar a los cautivos.
¿Quería el Señor liberar a los presos sin que pagaran el mal que habían hecho? El Señor desea que los presos reciban una instrucción que les ayude a comprender que no deben incurrir en los errores que los condujeron a la cárcel.
La redención que Jesús les prometió a los cautivos, no solo estaba destinada a los encarcelados, pues también afectaba -y afecta- a los pecadores. El mal, -independientemente de la forma en que se lleve a cabo-, es una cadena muy difícil de romper. Jesús tiene el poder de liberarnos del rencor, del odio, y del efecto de los vicios en que podemos caer.
Jesús también se comprometió a darles la vista a los ciegos. Ello puede significar que el Señor quiere iluminar a quienes cometen errores, o puede interpretarse literalmente, teniendo en cuenta las curaciones de invidentes, que fueron llevadas a cabo, por Nuestro Redentor.
Jesús quiere darles la libertad a los oprimidos por la pobreza, la discriminación, y los errores que no pueden superar. Ello solo puede conseguirse, creando una sociedad, cuyos miembros tengan igualdad de derechos.
Jesús quiere proclamar un año de gracia del Señor, lo cual se traduce en que llegará el día en que todos tendremos la dignidad de hijos de Dios, una vez que superemos las miserias que nos separan.
Hasta que no empecemos a cumplir la voluntad de Nuestro Santo Padre, no podremos creer que tales palabras proféticas empezaron a cumplirse a partir del día en que Nuestro Salvador inició su Ministerio público, y que, parte del citado cumplimiento, depende de nosotros, y lo llevaremos a cabo, en la medida que convirtamos al dios Uno y Trino y a nuestros prójimos los hombres, en el centro de nuestra vida.
joseportilloperez@gmail.com
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