Meditación.
2. El amor es el distintivo de los cristianos.
Nota: Consultadles a vuestros sacerdotes si en las celebraciones eucarísticas a que asistáis se leerá la segunda lectura completa o si se acortará por razón de brevedad (1 COR. 12, 31-13, 13, o 1 COR. 13, 4-13).
Al meditar textos del capítulo doce de la primera Carta de San Pablo a los Corintios los Domingos II y III del Tiempo Ordinario del Ciclo C, hemos recordado que todos los dones espirituales que recibimos tienen la misma importancia, porque nos son dados por el Espíritu Santo. Dado que tales dones están ordenados a fortalecer espiritualmente a la Iglesia, no consideraremos más importantes los dones que nos hagan destacar notablemente sobre nuestros hermanos de fe, sino los que más ayuden a la Iglesia a llevar a cabo la misión que le ha sido encomendada, de evangelizar a la humanidad, y de socorrer a los pobres, a los enfermos, y a los desamparados.
El Espíritu Santo no nos concede los dones que deseamos poseer, sino aquellos que nos ayudarán a ser purificados y santificados, y nos capacitarán para servir a los hijos de la Iglesia, en conformidad con nuestra capacidad de ejercitarlos. Esta es la causa por la que no deseamos tener los dones más notorios para destacar sobre los demás, sino aquellos con que vamos a prestar un servicio más eficaz, en la viña del Señor.
Mientras que en el capítulo doce de la primera Carta de San Pablo a los Corintios se nos habla de la extinción del amor en los corazones de quienes no viven para servir a sus prójimos los hombres, en el capítulo trece, se nos habla del don de Dios más importante que deseamos, el cual es el amor. Nadie podrá medir el amor con que amamos a Dios y a sus hijos, pero ningún otro don nos ayudará a observar la conducta característica de Jesús y de sus Santos.
No olvidemos nunca que el amor es el don divino más importante que podemos recibir. Esta es la causa por la que San Pablo nos dice en la segunda lectura de la Eucaristía de este día que nuestras obras no deben ser medidas por su grandeza y eficacia, sino por el amor con que las llevamos a cabo. Dios no necesita de nuestra eficacia porque es más perfecto que nosotros, así pues, Nuestro Santo Padre quiere perfeccionarnos, y lo irá haciendo, en conformidad con la grandeza que alcance nuestro amor.
Si consideramos que el amor es el don de Dios más importante que podemos recibir, no envidiaremos a nadie que destaque por sus dones divinos, pues consideraremos que todos los dones tienen la misma importancia, porque los recibimos del Espíritu Santo, quien no margina a nadie.
A la hora de mantener relaciones de pareja, muchos cristianos y no creyentes, confunden el amor, con la sensualidad, sin tener en cuenta que el verdadero amor, no siempre busca el interés propio, sino el beneficio de quienes son objetos del mismo. Si nuestro amor consiste en hacer de quienes amamos medios para alcanzar lo que deseamos, tal sentimiento que albergamos en el corazón no es amor, sino egoísmo.
No podemos sentir amor verdadero sin ser ayudados por Dios para que podamos experimentar el citado sentimiento. El amor verdadero se caracteriza porque nos induce a anular nuestros intereses muchas veces, para servir a nuestros prójimos los hombres, sin esperar recibir ningún pago, por causa de las obras que hacemos.
Los dones que en el presente nos sirven para crecer espiritualmente, y servir a nuestros prójimos los hombres, no nos serán necesarios para ello, cuando Jesús concluya la instauración de su Reino entre nosotros, porque viviremos en un mundo en que no existirá el sufrimiento.
San Pablo nos habla del futuro que añoramos para ayudarnos a no sucumbir ante la visión de nuestros sufrimientos actuales. el hecho de ver a Dios cara a cara, debería animarnos a vivir como imitadores de Jesús, porque ello significa que, todas las respuestas que ignoramos en este tiempo, nos serán reveladas, por lo cuál, comprenderemos el sentido, de las circunstancias dolorosas, que han caracterizado nuestra vida, total o parcialmente. Cuando veamos a Dios más allá de la miseria que afecta a la humanidad, comprenderemos las razones de Nuestro Santo Padre, y ello nos ayudará a saber lo que desconocemos en este tiempo.
joseportilloperez@gmail.com
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