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Jesús pasó mucho tiempo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el Diablo. (Meditación de la segunda lectura de los Ciclos A, B y C de la fiesta del Bautismo del Señor).

   Meditación.

   2. Jesús pasó mucho tiempo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo.

Meditación de la segunda lectura de los Ciclos A, B y C.

   Meditación de HCH. 10, 34-38.

   Quizás existen grupos sociales que marginamos por su pobreza, su cultura, su raza o su educación. Quizás nos sucede que, al creer que nuestra religión procede del mismo Dios, marginamos a quienes profesan una fe diferente a la nuestra, incluso aunque muchos de los tales se denominen cristianos. A pesar de los prejuicios de que nos servimos para marginarnos unos a otros, Dios nos recuerda que el alcance de su Palabra es universal, porque desea que seamos sus hijos, y porque no margina a nadie, y acepta a quienes le aman sinceramente.

   En el mundo hay mucha gente que, si tuviera la oportunidad de conocer al Dios Uno y Trino, abrazaría la fe que profesamos, pero ello no sucede, porque, entre quienes decimos que somos cristianos, hay muy poca gente dispuesta, a anunciarle el Evangelio. Recordemos que nuestra búsqueda de Dios es totalmente infructífera, si no tenemos un encuentro con Él, y, si queremos encontrarnos con la Santísima Trinidad, necesitamos a quienes nos den a conocer, tanto su designio, como su Palabra.

   Durante los años que he predicado el Evangelio en Internet, he conocido varios cristianos que se han quejado de que sus hijos, siendo católicos, no profesan su fe. Es verdad que hay jóvenes que, a pesar de haber recibido una buena instrucción religiosa, no profesan nuestra fe, pero también es cierto que, algunos padres que han formado a sus hijos para que se abran camino en este mundo, no los han instruido a nivel espiritual, pues han supuesto que la formación religiosa únicamente se adquiere asistiendo a la catequesis de primera Comunión, y a la Misa dominical, lo cual no es suficiente, para aquellos de quienes se espera, que inspiren sus vidas, en la imitación de Cristo.

   San Pedro les habló al centurión Cornelio y a sus allegados de la perfecta vida de Jesús, el siervo de Yahveh; su muerte en la cruz; su Resurrección; el cumplimiento de las Profecías en Nuestro Salvador, y la necesidad que tenemos de tener fe en Él.

José Portillo Pérez.
joseportilloperez@gmail.com