Meditación.
2. Jesús es el Rey de nuestras almas.
Meditación del Salmo responsorial (SAL. 88/89, 4-5. 16-17. 27 y 29).
Dios le prometió al Rey David que perpetuaría su Reino. Salomón, -el hijo del citado Rey que heredó el Reinado de su padre, y que lo arruinó por causa de su falta de inteligencia para gobernarlo-, es un símbolo de Jesucristo, el heredero del citado Rey en términos espirituales, cuyo Reinado jamás tendrá fin.
el Salmo responsorial de esta primera Eucaristía de la Navidad, empieza recordando la promesa que Dios le hizo a David, de perpetuar su Reino, por medio de un descendiente, de quien sabemos que es Jesús (SAL. 88/89, 4-5).
Podemos considerarnos afortunados al poder aclamar y bendecir a Dios, porque hay millones de personas que carecen de alguien en quien poder confiar, tal como nosotros lo hacemos en Nuestro Padre común.
(SAL. 88/89, 16). ¿Cómo podemos caminar a la luz del rostro de Dios? En el libro de los Salmos, leemos: (SAL. 116, 1-14. 88/89, 27-30).
Jesús invocó a Nuestro Santo Padre como el Dios y roca de la salvación de su aflicción, y, por causa de su fidelidad, Nuestro Señor fue encumbrado, sobre todos los reyes de la tierra, cuando, después de resucitar de entre los muertos, ascendió al cielo.
José Portillo Pérez
joseportilloperez@gmail.com